Reflexiones para tí.

Misticismo

Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?… pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz… hágase todo decentemente y con orden. 1 Corintios 14:23, 33, 40.

Mucha gente piensa que la religión es un gran factor de alienación y que provoca o, por lo menos, potencia en gran medida la enfermedad mental. Y, aunque no es la religión en sí misma (la relación con Dios) lo que provoca este tipo de perturbaciones, es cierto que enfoques errados y místicos de la vida religiosa pueden potenciar muchos de estos problemas psicológicos.

San Pablo reconoce que puede haber ciertas manifestaciones de espiritualidad que provoquen tal estado de irracionalidad que haga que los incrédulos puedan considerar a ciertos creyentes como “locos”.

Muchas personas con un gran narcisismo y delirios de grandeza, o con grandes sentimientos de culpa e inferioridad, parecen autosugestionarse creyendo tener algún tipo especial de comunión con Dios que los eleva por encima de sus coetáneos. Tienen delirios místicos, mediante los cuales sobreinterpretan la realidad, especialmente la espiritual.

Algunos cultos cristianos se caracterizan por haberse convertido en un “show” religioso, a veces manipulados por predicadores inescrupulosos, que se valen de la ingenuidad de la gente para lograr sus propios fines espiritual y materialmente mercenarios.

He visto a este tipo de cristianos místicos cometer toda suerte de “locuras” en nombre de su fe en Dios: descuidar su trabajo, a su familia, su salud, su apariencia, su economía; apartarse no solo del pecado (lo cual es loable), sino aun de aquellas cosas buenas e inocentes que aún existen en nuestro mundo y en nuestra cultura. Muchos se niegan todo sano placer y esparcimiento, y su mente está permanente y obsesivamente concentrada solo en lo “espiritual”, distanciándose del resto de la realidad y también de las personas que no participan de su experiencia.

Por eso, nuestro compromiso es tener una fe madura, basada en la Escritura, y que también apele a la razón. Por algo San Pablo nos exhorta a practicar un “culto racional” (Rom. 12:1).

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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